El aceite de palma, producido a partir de la palma aceitera (Elaeis spp.), es una fuente básica de ingresos para muchos agricultores del sudeste asiático, África central y occidental, América central y del sur. Se utiliza localmente como aceite de cocina, se exporta para su uso en muchos alimentos comerciales y productos de cuidado personal y se convierte en biocombustible. Produce hasta 10 veces más aceite por unidad de superficie que la soja (Glycine max), la colza (Brassica napus) o el girasol (Helianthus annuus).[1]
Las palmas aceiteras producen el 38% de la producción mundial de aceite vegetal en el 6% de las tierras agrícolas de aceite vegetal del mundo.[1] Las plantaciones de palma aceitera, típicamente monocultivos, están bajo un escrutinio cada vez mayor por sus efectos en el medio ambiente, incluida la pérdida de tierras forestales biodiversas que secuestran carbono.[2] También existe preocupación por el desplazamiento y la alteración de las poblaciones humanas y animales debido al cultivo de palma aceitera.[3][4]